En la mayoría de los libros que tratan de criminología, ya
sea para aspectos académicos o divulgativos, se suele encontrar una división de
la criminología que consta de 4 partes o sectores:
- Criminología
académica
- Criminología
científica
- Criminología
analítica
- Criminología
aplicada
Esta pequeña clasificación suele ser confundida con el
reciente desarrollo de las criminologías específicas o especializadas. Existe
un debate interno poco conveniente con las terminologías empleadas, pero ello
es tema para otro artículo futuro. Tenemos mucho que corregir al respecto.
Pensemos ahora en la clasificación clásica de los 4 sectores
de la criminología. El sector de la criminología académica tiene la vital
función de la enseñanza de la criminología, es decir, para la formación de
futuros criminólogos, creación de programas educativos, material académico, ya
sea a nivel licenciatura, maestría (máster), doctorado o cualquier posgrado que
se quiera.
La criminología científica tiene el objetivo de desarrollar
los conocimientos científicos que integran a toda la criminología, siendo la
base principal de éstos. Dichos conocimientos son empleados directamente por la
criminología académica, ya sea para la formación de nuevos profesionales, o
para la actualización de profesionales.
En torno a la criminología analítica, tenemos un sector
bastante pobre, ya que es la encargada, aparentemente, de vigilar que los otros
sectores realicen adecuadamente su trabajo, algo así como el supervisor dentro
de una empresa. Desafortunadamente no es tan funcional, en realidad, es de lo
más inexistente.
Por último, tenemos a la criminología aplicada. Ésta lleva
los conocimientos criminológicos a la práctica, por ejemplo, las actividades
que se llevan a cabo dentro de la criminología penitenciaria, realizando
entrevistas clínicas, o produciendo programas para el tratamiento de los
internos.
En términos sencillos, sin prestar atención, todo bien,
pero, ¿qué ocurre si somos un poco más críticos al respecto? ¿Qué tan funcional
es esta clasificación o éstos sectores? Lo cierto es que es bastante pobre,
poco útil y muy débil. A continuación, puntualizo algunos motivos de ello:
- La
criminología aplicada lo es toda. Desde la científica (extremadamente poco
común), hasta la académica. Una característica que refiere trabajo es
común en toda la criminología, por tanto, es totalmente innecesaria.
- La
criminología analítica establecida como un sector no debería existir. La
realidad es que todo proceso que se lleve a cabo dentro de la
criminología, así como ocurre en todas las ciencias o campos, deben ser
analíticos, críticos, metódicos y extrictos, para así detectar cualquier
problema, debilidad o circunstancia para poder darle solución.
- En
las ciencias existe una curiosa "división". Por un lado, tenemos
a la ciencia básica, y por el otro, a la ciencia aplicada (aunque, como es
de esperar, toda la ciencia es aplicada por los procesos que se llevan a
cabo). La ciencia básica tiene la principal característica de producir
conocimiento científico, y la aplicada, de utilizar ese conocimiento para
resolver problemas, generando una técnica, que puede ser tanto un servicio
como una tecnología. En el caso de la criminología, podríamos inferir que:
la criminología básica sistematiza y produce los conocimientos científicos
necesarios para poder comprender su fenómeno de investigación (o objeto de
estudio), y así, usar esos conocimientos para poder afrontar determinadas
problemáticas realizando investigación aplicada, como podría ser el caso
de la aplicación de la técnica de la perfilación criminal, para generar
programas de prevención social de la violencia, para poder generar
programas de reinsersión social efectivos, etcétera, siendo el producto la
técnica, es decir, un servicio que resuelve la problemática o conjunto de
situaciones que se desean atender.
Por tanto, ¿qué tan útil es la presente clasificación por
sectores de la criminología? Muy poco, incluso resulta contraproducente, y más
ante el desarrollo de las criminologías especializadas, como la corporativa,
educativa, penitenciaria, entre otras, que internamente, son campos de
investigación aplicada que generan técnicas para cumplir sus objetivos.
También, como es común, también pueden llegar a generar nuevos conocimientos
científicos a partir de la sistematización o de investigaciones exclusivas,
alimentando la producción científica.
Recomiendo dejar atrás esta clasificación. Si es necesario,
crear una nueva, aunque no veo la necesidad de ello por ahora. Un buen debate
profesional en torno a ello sería efectivo.
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